Bares y restaurantes se debaten entre seguir adelante o cerrar sus puertas. La pandemia de Covid-19 azotó fuertemente al sector gastronómico, uno de los más afectados no solo por la situación actual, sino por el futuro cada vez más incierto que se vislumbra.

La mayoría de los locales gastronómicos permanecen cerrados acatando la cuarentena obligatoria. Propietarios y empleados están pasando una situación de emergencia y sienten que el desafío para este año será no echar empleados y reinventarse con deliverys que en el mejor de los casos representan el 20 por ciento de la facturación en una época normal.

En diálogo con Pregón, Pablo Campiti, presidente de la Cámara Gastronómica Departamental, aseguró que la situación es «dramática». Hay que seguir solventando costos fijos, servicios e impuestos en locales que están cerrados y tratar de mantener a los trabajadores. «Es una lucha diaria, continua, donde estamos tratando de buscar alguna forma para poder salir. Fuimos los primeros en acatar la cuarenta y es muy probable que seamos los últimos en poder volver»