El joven estaba parado detrás de la barrera de protección de la Plaza Cantoia y llorando decía que se iba a arrojar al río porque no quería vivir más. María José Farías y Pablo Leiva, efectivos del Comando Radioeléctrico, lo contuvieron, lo pusieron a salvo y luego quedó con su madre
El hecho ocurrió en la Plazoleta Cantoia, ubicada en la cortada Venado Tuerto entre 9 de julio y Alem de San Lorenzo cuando la oficial Maria José Farias
vio a un joven que se encontraba detrás de la barrera de protección que divide la plaza y la barranca del río Paraná. Le llamó la atención que estaba demasiado cerca de la orilla y junto a su compañero, el oficial Marcos Leiva, descendieron del móvil.
Así, vieron que el muchacho estaba en crisis y lloraba diciendo en todo momento que se quería arrojar al río porque no quería vivir más. Los efectivos lograron contenerlo y tranquilizarlo hasta ponerlo a salvo cruzando la barrera de protección y luego de las medidas de estilo quedó a cargo de su progenitora.
Un testigo del hecho fue Osvaldo Solsona, conocido médico sanlorencino, y describió en su perfil de Facebook:
«Hace un rato, mientras andaba por la costanera, observo un móvil policial que paraba, toca bocina y bajan dos efectivos. Simultáneamente, veo a un individuo parado muy al borde de la barranca, de espalda a los policías y sin haber mirado hacia atrás nunca ante sus llamados, me parecía que hablaba solo. Enseguida intuí que era muy probablemente un intento de suicidio.Uno de los efectivos reaccionó rápidamente, traspasó la valla de seguridad y con cautela se acercó a la persona y la hizo retroceder. Junto a su compañera comenzaron a hablarle y a darle contención. Desconozco cómo fue la historia porque observé todo a la distancia, pero creo que es muy loable la tarea de la policía en este caso, donde muchas veces realizan acciones humanitarias aparte de la seguridad.»
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