Dueña de una sonrisa brillante, Valentina Perrune era una jovencita de 20 años partió de este mundo el pasado 2 de abril dejando un legado enorme. Su familia, amigos, quienes la aman, formaron una asociación civil que inicia su trabajo en la ayuda y contención a la niñez. «Invitamos a sumarse a todos, a trabajar juntos en esta misión, una más de las que Valen tenía como objetivo, dar sin esperar nada a cambio, solo se conformaba con esos abrazos puros que recibía. Es por ahí, es por donde vamos, es por ese camino. Es bajo sus enseñanzas que vamos a trabajar por los niños, intentando imitar sus acciones, teniendo como referencia su humildad y su perseverancia. Esto es, Asociación Civil «Valentina Perrune», manifestó su mamá.
Desde su accionar silencioso, Valentina asistía a todo aquel que lo necesitara: niños, personas en situación de calle, animales desprotegidos… Todos quienes se acercaban a Valen eran convertidos con su varita de amor.
Esta nota podría llenarse con miles de acciones que Valen llevaba adelante día tras día: el roperito solidario en la puerta de su casa, el alimento para los animales callejeros y la asistencia veterinaria, la bolsa con mercadería con el cartel » lleve lo que necesite» ( su primer sueldo fue destinado a la compra de mercadería para colaborar con quienes menos tienen), el apoyo escolar a los niños con menos posibilidades, la leche a quien lo necesitara… tanto, pero tanto más.
Misiones al norte, viajes, recorridos, siempre con Dios como faro, llenaron sus días. Tal vez su mayor alegría era ir los sábados al barrio Puente Negro de Rosario donde está la Capilla Nuestra Señora de Fátima a escuchar a los vecinos, transmitirles un mensaje de esperanza y sobre todo, jugar con los chicos del lugar. Allí, recientemente se inauguró un espacio de contención a la niñez, proyecto en el que Valen trabaja con pasión. La «misionera de la alegría» o el «ángel en jean y zapatillas», como quienes la nombraban quienes compartieron tiempo con ella, estará feliz de ver uno de sus deseos concretados.
Un día, la tristeza y el dolor le dieron paso a la solidaridad
Con el deseo de seguir la obra de Valentina, sus padres y hermanos tomaron la iniciativa de formar un grupo que continuara con su tarea de amor y allí se sumó más familia, amigas y amigos con quienes Valen compartía la vida.
En diálogo con Pregón, Marcela, mamá de Valen manifestó: «La Asociación Civil «Valentina Perrune» nace en medio de muchos sentimientos encontrados y logramos, entre tantas inquietudes formar este grupo. La idea inicial es de un amigo que lo propuso y de aquellos que no dudaron ante la propuesta. La fundación «Valentina Perrune» llegará en un futuro no muy lejano, estoy segura de ello. Arrancamos esta asociación, que son los pasos iniciales.» Y agregó: «Queremos trabajar muy a su estilo, en un silencio que se hace escuchar, en la ayuda que llega al más necesitado. Pensamos que niñez, sería el objetivo perfecto para seguir trabajando bajo esta denominación. Vamos a necesitar muchas manos voluntariosas para llegar a ello, con el corazón abierto para regalar amor, con la simpleza de un niño para ponernos a jugar a la par y con la responsabilidad absoluta para darles bienestar físico, psíquico, social a niños y adolescentes de escasos recursos. Aquellos que ella elegiría, a los más vulnerables, a los que no les llega la ayuda para transformar una partecita de sus crueles realidades diarias».
«Invitamos a sumarse a todos, a trabajar juntos en esta misión, una más de las que Valen tenía como objetivo, dar sin esperar nada a cambio, solo se confromaba con esos abrazos puros que recibía. Es por ahí, es por donde vamos, es por ese camino. Es bajo sus enseñanzas que vamos a trabajar por los niños, intentando imitar sus acciones, teniendo como referencia su humildad y su perseverancia. Esto es, Asociación Civil «Valentina Perrune», finalizó Marcela.
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