Catalina – Cassini: Fueron 10 días donde las sinrazones le ganaron al sentido común. El clásico de Capitán Bermúdez se corrió hacia Puerto San Martín y cuando los 22 jugadores estaban en el terreno de juego, el árbitro no tuvo más remedio que dar por finalizado el partido antes de comenzar por la falta de médico. Si lo contás no te lo creen… voy a hacer el intento de contar algunas sucesos reales con sus respectivos rumores.
Y el partido a todo esto, ¿se juega o no se juega?
Bueno, hay más noticias para este boletín. Con todas las cartas sobre la mesa, ya no había dudas sobre quién era quién en este lío. Estaba clarísimo, interna y externamente, quienes NO querían que el partido se juegue, aunque perjudicaran a sus propios futbolistas. Y a esa altura, ya los futbolistas y sus cuerpos técnicos sabían quienes eran los que les mentían cotidianamente.
El partido ya tenía fecha y hora. También tenía lugar. Miércoles 27 de octubre a las 20 hs en la cancha de General San Martín, en Puerto. Se jugaría a puertas cerradas y solamente Primera División, sin partido de reserva. Los clubes podrían llevar un número reducido de dirigentes y colaboradores. Y no más de 25 jugadores y cuerpo técnico. El árbitro sería Matías Santiago, de los mejores exponentes del arbitraje en estos momentos.
La seguridad la brindaría la Comisaría 2da de Capitán Bermúdez, con su operativo de seguridad, aunque el partido se juegue en la jurisdicción de la Comisaría 5ta de Puerto San Martín. La Municipalidad se comprometió a actuar en la previa para evitar cualquier situación anormal y colaborar con los costos de dichos operativos policiales. Hasta ahí, parecía que se encarrilaba todo… Bueno, vamos a tener fútbol, pensamos.
¡¡¡Pero… no!!! Faltaba más. Si bien el partido se iba a jugar en la cancha de San Martín, el local seguía siendo Santa Catalina.
Catalina – Cassini. La organización es del local (aunque se juegue en otra cancha).
Es decir, que el organizador del partido seguía siendo Catalina. Lo que cambió fue el lugar donde iba a ejercer su “localía”, porque en definitiva era lo que sus dirigentes querían desde el principio. Ahora bien, todo lo relacionado con la organización le seguía correspondiendo a Santa Catalina, porque lisa y llanamente era el LOCAL… Ni a Cassini, ni a la Liga, ni al club que los recibía, ni a la Municipalidad de Capitán Bermúdez, ni a la Municipalidad de Puerto San Martín, ni a los comisarios, ni a nadie más que a los dirigentes de Santa Catalina, les correspondía organizar toda la jornada del partido.
Ser local en otra cancha que no sea la tuya, no te exime de ninguno de los derechos ni de las obligaciones que uno tiene al ser local en tu propia cancha. Es decir, coordinar con la policía los horarios, atender a los árbitros, controlar las entradas al estadio, el derecho de admisión, controlar que quienes ingresen estén habilitados para estar en el evento, llevar las pelotas con las que se jugará el partido, asegurar la presencia de un médico presente en el lugar, llenar las planillas oficiales con los nombres, DNI y carnets correspondientes y varias cuestiones más. Sos el club LOCAL, en otra cancha, pero sos el local.
Catalina – Cassini.
La policía no llegaba y el operativo de seguridad debe empezar al menos 45 minutos antes del comienzo del partido.
De arranque nomas, eran las 19:45 (el partido comenzaba a las 20 hs) y la policía no había llegado. También a esa hora se dijo abiertamente que aún no había llegado un médico. Pero vayamos primero al tema policial. El operativo de seguridad de un partido de fútbol debe empezar al menos una hora antes del comienzo del cotejo. Porque deben restringirse los accesos al estadio para evitar que los hinchas (aunque es a puertas cerradas por lo general van igual a las afueras) copen los tapiales perimetrales y las cercanías del estadio.
Esto es así para evitar que los hinchas de uno y otro equipo se crucen en las afueras y terminen en una gresca. Pero principalmente para que el partido pueda desarrollarse sin inconvenientes.
Si yo fuera dirigente de Catalina, desde las 19 hs hubiese hecho calentar los teléfonos de la comisaría exigiendo que la policía cumpla con el operativo acordado (imagino que lo acordaron teniendo en cuenta que ellos eran locales, en otra ciudad y en otra cancha, pero eran los locales y debían coordinar como les correspondía). En un momento alguien dijo “llamé a la comisaría y me dijeron que están viniendo, que el partido es a las 20 hs y que ellos se hacen cargo desde las 20 hs que es cuando empieza el partido” …
Otra vez pienso en lo del “organizador” … es el local el que tiene que estar en la coordinación con la policía… supongamos que alguien les dijo que se despreocuparan que coordinaban ellos… siendo mi club, pongo a un dirigente mío igual y que esté al tanto de la coordinación y en todo caso decir.. “señores, el partido es a las 20 hs y el operativo debe comenzar bastante rato antes” … Estamos hablando de toda gente que juega y organiza partidos todas las semanas, y una comisaría que le toca cubrir fútbol desde hace más 30 años… Alguien falló. En las afueras de la cancha, arriba de los árboles y contra los tapiales perimetrales ya se habían juntado muchos hinchas, principalmente de Villa Cassini.
Por pedido de un dirigente del club San Martín, anfitrión del evento, la policía de Puerto se había acercado al lugar, a la espera de la llegaba de sus pares bermudences. Más allá de lo raro de la tardanza policial, todo estaba tranquilo como para esperar el comienzo del partido. Los dos planteles estaban terminando el precalentamiento previo y se disponían a firmar la planilla.
Eran las 19:55, la policía de Capitán Bermúdez había llegado minutos antes y ya estaban tomando el control de la seguridad. Parecía todo listo como para poder vivir el gran partido. Pero había más…
Catalina – Cassini. Y ahora el que no está es el médico.
Se acuerdan de que no había llegado el médico… bueno, ya eran las 20:15 y el médico no aparecía… le corresponde al local coordinar y asegurar la presencia de un médico para que pueda jugarse el partido. A todo esto, los dos equipos ya estaban en la cancha, listos para empezar el juego. Ya habían firmado las planillas y la terna arbitral también estaba preparada.
Era hora, los jugadores de Santa Catalina y de Villa Cassini y sus respectivos cuerpos técnicos por fin iban a poder sacarse las ganase de ser partes de esta fiesta del fútbol que es nada más y nada menos que un clásico. Bueno, todavía había más…
El médico no llegaba y los minutos se iban. El árbitro reglamentariamente puede esperar cierto tiempo para después dar por suspendido el partido. Teléfonos para un lado y para el otro, nerviosismo, miradas esquivas, sonrisas nerviosas y de ocasión. Los jugadores de Catalina se empezaban a enojar con sus directivos por el papelón gigantesco que se venía si el médico no llegaba.
Algunos jugadores tenían hasta ganas de llorar de la bronca. Toda la semana quedaron expuestos como si ellos fueran los cobardes que no querían jugar. Alguien viene y comenta que “al médico se le rompió el auto y ahora fue un dirigente a buscarlo en su propio vehículo”. Los minutos pasaban y seguía sin aparecer un médico.
La terna arbitral dice que esperan hasta las 20:30, si no hay médico, a esa hora se termina todo. Los jugadores de Cassini quieren jugar, los de Catalina también. Los cuerpos técnicos también. El árbitro observa sin poder creer, al igual que todos nosotros, lo que pasa en la cancha… la bronca ya es generalizada.
Por eso, el juez cuando se cumple la hora establecida decide esperar un poco más, no va a esperar por los dirigentes… Matías Santiago espera un poco más, por los cuerpos técnicos y por los jugadores… entiende la angustia de los protagonistas, principalmente los de Santa Catalina que siguen vociferando contra sus dirigentes…
Catalina – Cassini. El partido terminó sin comenzar… ¿Será récord?
Pasan el tiempo, pero el médico no llegó, y 40 minutos después de la hora señalada para el comienzo del partido, el juez hace sonar el silbato decretando que no había más nada por hacer.
Ese fue el momento donde la rabia invadió a los jugadores de Catalina que empezaron a pedir “que renuncien todos”, que “eran impresentables”, “qué nos abandonaron y no respetan al club”. Era triste ver cómo llegaba a su fin un partido que ni siquiera había comenzado, y que había tenido 10 días de continuos vaivenes mediáticos, sociales y dirigenciales.
“Vos que sos periodista, contá todo esto”, me decían los unos y los otros… un jugador de Cassini pasó y nos dijo “nosotros queremos jugar, todos los pibes quieren jugar”, un jugador de Catalina gritaba “ya se cayeron todas las caretas, ahora sí quedó demostrado que les importamos muy poco”, un jugador de Villa Cassini cuando se iba comentó “si sabía que esto iba a ser así, ni venía… me perdí cenar con mi hija por jugar este clásico”, al mismo tiempo un jugador de Catalina le decía a un rival “yo cambié todos los turnos del laburo para poder venir, ahora voy a tener que trabajar más horas para compensar y esto fue una pérdida de tiempo”.
Y como si todo esto fuera poco, como cruel mueca del destino… Cuando los dos planteles ya cambiados se iban retirando del estadio… apareció caminando por la entrada una Doctora. Una joven médica se hacía presente en el lugar, pero ya no había ninguna posibilidad de marcha atrás. Ni reglamentaria ni objetivamente.
Faltan ahora, las culpas que se echarán en las próximas horas. Sabemos que nadie o casi nadie dirá “la verdad es que hicimos las cosas mal, pedimos disculpas, nos equivocamos” … Lo más probable es que en las horas y días que siguen se inventarán “conspiraciones contra unos y otros” y hasta se pondrá en duda la honestidad del árbitro para esperar y hasta la honestidad de la doctora que no llegó a tiempo… porque claramente, la culpa siempre es mejor que sea del otro.
Todo lo que cuento en esta crónica, es lo que sé y lo que ví. También lo que puedo armar escuchando ambas campanas en off. Lo que dijeron y lo que expusieron las partes públicamente, es inobjetable desde el punto de vista de la realidad manifestada, aunque los protagonistas puedan faltar a la verdad, o no (al decir las cosas en público, la persona no puede negar lo que dijo, lo que sí puede es cambiar de opinión o retractarse, está en su derecho).
En fin. Hicieron todo lo posible para que el partido no se juegue y lo lograron. Queriendo, o sin querer, lo lograron. El partido no se jugó y ahora tendrá que resolver el Tribunal de Disciplina de acuerdo con las reglamentaciones vigentes.
En lo deportivo, estábamos esperando un gran partido de fútbol. Con un Cassini peleando palmo a palmo la punta de la tabla y con Santa Catalina acercándose al lote de punteros, con grandes chances de clasificar (imaginen que se pueden volver a cruzar estos dos equipos en los cuartos de final, semifinales o en la final … ¿y entonces que hacemos si se da esa situación? ¿Lo jugamos en la luna? ¿podrán llegarse los médicos hasta allá arriba? Me acordé de Menem y su cohete a la estratósfera, mirá como me dejó de chiflado esta semana de clásico sin el clásico).
Si Villa Cassini recibe los tres puntos por el partido, si el Tribunal de Disciplina entiende que se lo debe dar por ganado. El villero quedará virtualmente como único puntero y justamente el próximo domingo juega contra el escolta, que es Beltrán FC.
Hace más de 30 años que se juega el clásico entre Catalina y Villa Cassini, créame si le digo que nunca vimos un desaguisado tan delirante como este.
Leer la Primera Parte.
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